Y después de entrenar con los ojos cerrados con lazarillos que les van guiando, navegar como maestro-aprendiz atados por el cabo de remolque, y de practicar el achique en tormentas, no ha faltado la sesión de fotos de saltos por la mañana.
Se empieza a acusar tantas ganas de jugar por la noche, así que esta tarde reducimos la teórica y damos un rato más de descanso al terminar de comer. Luego volvemos al agua para hacer un par de buenas mangas de regata, que el viento sigue fresquito de poniente.